La cosecha récord, o histórica, que las noticias auguraban para el país, y especialmente para nuestra provincia en esta campaña, empezó a entrar en duda a medida que llegaban las imágenes de pueblos y campos inundados. General Villegas, el partido más afectado. A 30 años del Plan Maestro del Río Salado, estamos a mitad del camino.
Por Gerardo Gallo Candolo
El análisis de esta situación tiene varias vistas: desde la humana, donde se palpita el drama de los vecinos que tienen que dejar sus hogares por el avance del agua; el político por las obras que no se hicieron por desidia o/y corrupción de funcionarios, o el estrictamente económico. En esta última arista con solo pensar en la soja, ese grano que en la Argentina se consume poco pero mucho se exporta ya industrializado, siendo la principal fuente de divisas del país, con solo imaginar una merma en la cosecha de 10 millones de toneladas (el 17% de lo esperado), el país perdería ingresos superiores a los 3.000 millones de dólares, si a eso le agregamos las pérdidas de maíz y girasol la cifra alcanzaría a los… ¡5.000 millones de dólares!..
En efecto, ya se habla de 8 millones de hectáreas de soja afectadas (a hoy se cosechó menos del 20% del área sembrada), y las pérdidas se deben a: se observan lotes que directamente el agua los borró del mapa, otros que podrían salvarse en parte pero no hay caminos para que lleguen las máquinas cosechadoras, otros que llegarán tarde con la consecuente pérdida de rindes y calidad, y en algunos casos, lotes trillados y embolsados donde no podrán llegar los camiones por falta de caminos transitables.
Las pérdidas no son solo de los chacareros sino de toda la cadena de negocios: desde los contratistas rurales que apostaron a renovar y ampliar el parque de cosechadoras (en el primer bimestre de este año se importaron 150 máquinas más que en el mismo período del 2016), la capacidad industrial que transforma ese grano en aceite y harinas para el mundo que quedaría más sobredimensionada (Argentina lidera las exportaciones globales de harina y aceite de soja), pasando por los fletes, acopios, proveedores de insumos, servicios; y otros actores que forman parte todos del tejido económico – social del interior del país.
Los distritos afectados
En estas últimas semanas llegan noticias alarmantes de campos y ciudades de nuestra provincia afectadas por las inundaciones: Salto, Arrecifes, Pergamino, Junín, localidades del partido de General Villegas, que se suman a los pueblos afectados en enero como La Emilia, en el partido de San Nicolás.
En el caso de Villegas, este partido del Noroeste de la provincia que limita con Córdoba, Santa Fe y La Pampa tenemos que marcar que vive una situación distinta a los demás pueblos por varios motivos: en primer lugar los otras localidades citadas tienen un río o arroyo que los recorre y que drenan, semana más o semana menos, esos excedentes hídricos hacia el Atlántico; en cambio Villegas no tiene esa ventaja: ningún arroyo atraviesa su extenso territorio. En segundo lugar, y lo más dramático, es que recibe aguas de la vecina provincia de Córdoba. Recién esta semana la Dirección de Hidráulica bonaerense resolvió tardíamente abrir unas pequeñas brechas en dos rutas para que el agua siga su camino natural hacia el Sur; la situación es que entra más agua desde Córdoba por el Noroeste, que la que sale hacia el Sudeste que es su recorrido natural. En tercer lugar, toda la zona Norte del partido, al igual que las localidades del Sudeste cordobés, sufre el drama del agua desde hace un año y medio.
De acuerdo a las estadísticas oficiales esta situación de inundaciones y de esta magnitud no tiene antecedentes en las últimas décadas.
Muchas voces culpan a las mayores precipitaciones (lluvias registradas muy por encima de los promedios históricos) de la inundación de Villegas, pero esta contingencia se viene registrando también en partidos vecinos como Carlos Tejedor, Rivadavia o Trenque Lauquen, por citar solo algunos de ellos, sin embargo el agua corriendo por las calles solo se observa en las localidades del Norte de General Villegas. Hoy tenemos más de 400.000 hectáreas afectadas en forma considerable de las 726.000 del partido villeguense, situación que lleva más de 16 meses.
El plan Maestro y las obras que faltan
La Provincia de Buenos Aires, a través de su Ministerio de Economía encargó en la década del 90 a la consultora inglesa Sir William Halcrow & Partners la elaboración de un plan de recursos hídricos. Este trabajo, que fue financiado por el Banco Mundial, se realizó entre 1997 y 1999 con un costo de U$S 3,3 millones. Los principales objetivos de lo que resultó llamarse el Plan Maestro Integral de la Cuenca del Río Salado (PMI) eran “proteger el valor ambiental de la cuenca”, alcanzar el potencial económico de todas sus actividades relacionadas con el recurso agua, y “mitigar los impactos negativos de inundaciones y sequías”.
Esta visión estratégica de la administración sustentable del Recurso Hídrico, está destinado a una de las Áreas Productivas Naturales más importantes del mundo, donde se origina entre el 25 y 30% de la producción agrícola y ganadera del país según lo afirma el mismo gobierno bonaerense.
Las obras de infraestructura del PMI consisten en la construcción de canales, redes de almacenamiento y regulación en lagunas y embalses para mejorar la red de drenaje. Estaba previsto comenzar las obras aguas arriba, donde están las tierras más rentables como lo preveía el plan. En esa estrategia están incluidos cuatro módulos denominados “Canal Troncal Gral. Villegas – Laguna Municipal de Bragado”.
Ante reclamos de productores de “aguas abajo”, el entonces gobernador Felipe Solá en 2003 creó mediante un decreto un Consejo Honorario, compuesto por las cuatro entidades del campo y la UIA, que informaría sobre el desarrollo del PMI y se acordó que las obras se iniciarían desde la desembocadura en la Bahía de Samborombón hasta llegar al naciente del Río Salado en Junín.
Recién en 2004 inició estos trabajos la Provincia de Buenos Aires licitando dos de las cuatro etapas del PMI.
–Primera etapa: desagüe del Salado Superior y del Sistema Vallimanca- Saladillo y Las Flores (Junín). Construcción del Puente “La Postrera”.
–Segundo etapa: readecuación del Salado Inferior, en el tramo desde el Canal 15 hasta la Laguna “Las Barrancas” (en Chascomús) y desde allí hasta el Arroyo “Los Poronguitos” en General Belgrano.
Nuestra provincia también recibió financiamiento internacional del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE). En un acuerdo de junio de 2003 se prometieron 180 millones de dólares pero el BICE facilitó 30 millones de esa moneda para la canalización del segundo tramo.
Estas dos etapas terminadas al día de hoy, 30 años después de los inicios del estudio, representan el 40% del total del PMI, calculado en unos 600 kilómetros que atraviesan nuestra provincia de este a noroeste.
¿Y los pesos?
Para financiar este tipo de obras en noviembre de 2001, el gobierno nacional, a través del Decreto 1381 crea un Fondo Fiduciario que recauda la Tasa de Infraestructura Hídrica cobradas a las naftas y GNC, llamado Fondo Fiduciario de Infraestructura Hídrica (FFIH), valores que la AFIP deposita en cuentas del Banco Nación. Este Fondo empezó a registrar ingresos desde marzo del 2002 y hasta el 28 de febrero de este año sus ingresos totales, con los aportes de naftas más intereses, fueron de alrededor de 15.500 millones de pesos. Si a esa cifra le sumamos las transferencias y colocaciones recibidas se alcanzan los 24.000 millones de pesos argentinos en estos 17 años.
El citado decreto es muy específico en los objetivos de este FFIH en sus considerandos al decir: “para atender el pago de: las acreencias que resulten titulares aquellos beneficiarios por la ejecución de obras, mantenimiento y servicios de infraestructura hídrica de recuperación de tierras productivas, mitigación de inundaciones en zonas rurales y avenamiento y protección de infraestructura vial y ferroviaria en zonas rurales y periurbanas, comenzando por aquellas regiones que se encuentran en emergencia hídrica”.
A partir de 2006 la Nación disminuyó los recursos nacionales destinados a las áreas rurales, que en su mayoría le corresponden a la Provincia de Buenos Aires, y priorizó la inversión en las áreas urbanas, donde se incluyeron importantes partidas a municipios del conurbano, y enviando fondos principalmente a municipios liderados por el mismo signo político.
Las principales erogaciones de este FFIH fueron partidas enviadas a Provincias y Municipios y a Prevención de Inundaciones. En los dos primeros años de efectivo desempeño de este Fideicomiso se destinaron más partidas para la prevención que a los gobiernos provinciales y municipales. A partir de 2006 esto se revirtió y hasta el día de hoy la “Prevención de Inundaciones” recibe menos de la mitad de esos fondos.
En estos días se anunciaron la próxima ejecución de obras en dos tramos del Plan Maestro en la zona de General Belgrano, Roque Perez, Lobos y Las Flores de 35 y 27 kilómetros, donde se alcanzaría al concretarse, la mitad del recorrido del PMI. En realidad esto lo había anunciado el presidente Mauricio Macri en noviembre pasado en Gral. Belgrano con una inversión del gobierno nacional de 1.000 millones de pesos. La interesante novedad es que se concreta un préstamo del Banco Mundial por 300 millones de dólares para uno de esos tramos ya adjudicados, y que comenzarían las obras en unas pocas semanas.
Breve reflexión final
El próximo 15 de mayo se cumplirán 133 años de la presentación en el Instituto Geográfico Argentino de las reflexiones de Florentino Ameghino sobre “las sequías e inundaciones en la provincia de Buenos Aires”. En ellas (en 1884) habla de estos fenómenos recurrentes en los últimos 30 años, es decir que llegamos hasta mediados del siglo XIX con estos eventos. El estudio de nuestros suelos por parte de especialistas va más atrás todavía, ya que indica que muchos de ellos se originaron, siglos atrás, con estos fenómenos.
Florentino Ameghino decía entonces en su presentación “….abrigan la esperanza de que dichos trabajos librarán a la provincia de las inundaciones, abriendo así el porvenir a una nueva era de prosperidad y de riqueza sin precedentes entre nosotros”.
Se entiende que una vez terminado el PMI no se acabará el flagelo de las inundaciones para la Provincia, pero mitigará sus terribles consecuencias bajando los riesgos de las inversiones productivas y protegiendo a los principales actores: su gente. Las reflexiones de Ameghino siguen vigentes.
Fuente: Suplemento “Agro + Alimentación” Diario La Tercera / Foto: lapoliticaonline.com