Ramón Balle: una sonrisa en el adiós al tambo después de 56 años

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Son las 7.30 de la mañana, los rayos del sol comienzan a abrazar a la ciudad y al campo; la temperatura es agradable y nos dirigimos hacia una pequeña chacra, a unos 1.000 metros al este de la ciudad de 9 de Julio, en la provincia de Buenos Aires.

Allí nos espera Ramón Balle quien, desde hace 56 años, es productor tambero, o de leche, como queramos llamarlo. Es uno de sus últimos días como tambero de sus once vacas.

“Tengo que dejar la quinta que alquilo. Además, los chicos me están pidiendo que deje ya”, comenta con una sonrisa, la que es permanente en él. Seguro la misma sonrisa, más allá de la nostalgia, que tuvo hoy cuando salió con su Rastrojero de color verde y sus dos tarros con los últimos 60 litros de leche producida, que venía entregando a una fábrica de muzzarella.

Hablar con Ramón Balle es hacerlo con una persona agradecida. No se encuentra la queja en sus palabras. “Ser tambero me permitió criar a mi familia; siempre me gustó y fue una pasión”.

Todo empezó cuando tenía 11 años, su padre falleció y, a los 12, debió sumarse a su madre y ocho hermanos a la labor del tambo en las 45 hectáreas que tenían en la zona de La Colonia y recuerda que todos los vecinos producían leche.

“Antes la producción no es como ahora. Teníamos vacas Shorthorn y no rendían mucho como sí la Holando hoy”, comenta Balle.

Ramón Balle debió hacerse cargo del tambo a medida que sus hermanos iban emigrando a la ciudad. Y, a los 18 años, se responsabilizó de la producción que continuó hasta este 31 de agosto de 2021, siendo el último tambero con tarro de leche en el partido de 9 de Julio.

Este pequeño productor o agricultor familiar, que nunca pasó por un banco por un crédito, le dijo adiós al tambo con una sonrisa. En su haber sabe que su trabajo permitió entregar un noble alimento, que transmitió a sus hijos el esfuerzo del trabajo y el amor por la producción agropecuaria e, incluso, sus nietos ya saben lo esforzado y generoso que es producir en el campo. Eso también le saca otra sonrisa.

Gracias Ramón.

Fuente, textos y fotos: Ciriaco Torres Suhette / elregionaldigital.com.ar

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