No son pocos los títulos que se suceden por la interminable crisis que atraviesa la cooperativa láctea Sancor, una de las líderes de nuestro país que emplea a alrededor de 5.000 empleados, y 1.500 de ellos en la localidad de Sunchales, en Santa Fe.
Desde la Cámara de Productores Lecheros de la Cuenca Oeste de Buenos Aires, con sede en Pehuajó, se hicieron eco de estas circunstancias, y también dejaron expresada su opinión.
“Tiene una estructura rígida y desproporcionada”; “Padece ineficiencias operativas”; “Quedó muy sobredimensionada en personal”; “Está fuertemente endeudada y tiene dificultades para obtener nuevos créditos”; “Puso demasiadas expectativas en el auxilio de un Estado benefactor”; “Productores de leche, que son más espectadores que protagonistas”; “Muchos han querido sacar provecho de su situación, sin modificarla”, recordaron desde la entidad.
“Nos encontramos hoy frente a una situación complicada en extremo para esta cooperativa que, a lo largo de muchos años, elaboró y entregó en nuestro país y el mundo importantes cantidades de productos lácteos, canalizó la producción de sus tambos remitentes, y alimentó con trabajo la vida de muchas familias y comunidades en varias provincias de nuestro país. Pero que no supo, o no pudo, adaptarse a tiempo a los cambios que fueron sobreviniendo con los años. Y tampoco dar la necesaria transparencia y competitividad a su gestión, ni sustentabilidad al universo socioeconómico que había generado”, se agregó.
“Valoramos lo que hubiera podido aportar al sector una gran cooperativa, sana, competitiva y de referencia pero, por razones propias y ajenas, esto no pudo ser. Y adelante sólo quedan los cambios necesarios, o el abismo”, se indicó.
“Nos solidarizamos con los eventuales damnificados y, muy en particular, con los productores. Y tratamos de aprender… ¿No es SanCor acaso una suerte de espejo roto de nuestra lechería? ¿No aplican, en cierta medida, algunas de sus circunstancias a muchas industrias del sector? ¿No se ve reflejada en algún pedazo de ese espejo parte del rostro de nuestras propias empresas? Pensémoslo todos al ajustar el rumbo de nuestras explotaciones, la organización de los tamberos, y la de la cadena. Para no repetir viejos errores en el camino al futuro”, se reflexionó desde Caprolecoba.
Fuente: La Nueva.