En la previa a la siembra de trigo en la región cercana al puerto de Bahía Blanca se prevé otro incremento respecto del récord de 2018/2019.
La estimación del área a sembrar para la campaña 2019/2020 presume un incremento del 2,4 % hasta 1,72 millones de hectáreas (desde 1,68 M/H), en relación al cálculo realizado desde la Dirección de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca, para los 45 distritos/departamentos de las provincias de Buenos Aires y La Pampa, cuya producción confluye en el puerto de Ingeniero White.
De acuerdo con datos elaborados por La Nueva., la zafra triguera 2018/2019 tuvo un derrame superior en 452 millones de dólares respecto de la temporada previa (U$S 1.260 millones de dólares vs. U$S 808 M).
La producción de entonces fue de 5,41 millones de toneladas (vs. 4,54 M/T), con crecimiento del 19 %.
El incremento en precio también fue superior, ya que con un FOB de 230 dólares la tonelada, la suba fue del 31 %.
En la misma secuencia, se puede considerar —teniendo en cuenta parámetros normales en cuanto al clima— que, para la campaña venidera, podría haber una producción de 5,84 millones de toneladas y un derrame de 1.310 millones de dólares; es decir, un incremento del casi el 4 %.
“Tenemos mucho para crecer, pero no tanto en hectáreas, sino en productividad; esto es, en el fruto de la fertilización”, dijo Miguel Tezanos Pinto, subsecretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Provincia de Buenos Aires.
“Hay que ir en busca de más calidad. La clave es diferenciarse; esa agenda ya es hoy”, aseguró el funcionario, en un alto de la Semana Provincial del Trigo, que se desarrolló —este jueves— en el edificio de la Cámara Arbitral de Cereales de Bahía Blanca.
La estimación de siembra de trigo para la zona denominada Norte de nuestra región prevé un incremento del 5 %, con una proyección de 341.000 hectáreas.
El trigo de la región Centro estima una suba del 3 %, para llegar a las 1,01 millones de hectáreas.
De acuerdo con el análisis de la BCP, el reemplazo de superficie respecto de la cebada en las zonas Norte y Centro deriva, sustancialmente, de la diferencia de precio a favor del trigo y de facilidades a la hora de comercializar la producción.
En la región Sur se mantendría la superficie a utilizar con el trigo, con alrededor de 370.000 hectáreas.
Desde hace tres campañas, desde el área de Agroindustria provincial —que lidera el ministro Leonardo Sarquís— se insiste en la necesidad de pasar del volumen a la calidad, como una forma de potenciar a una región que produce más del 30% de la fina de todo el país.
“Entre trigo y cebada, nuestra provincia movilizó 2.500 millones de dólares entre los meses de diciembre y enero últimos, con todo el derrame que eso representa para los diferentes actores de la cadena y para las localidades del interior”, dijo Tezanos Pinto.
“El productor respondió a la propuesta. Estamos encantados por eso y por eso ahora seguimos apostando a la calidad”, añadió.
En la presentación en la BCP también se analizó la calidad del trigo del área de influencia de Bahía Blanca.
“El trigo del SOB es muy buscado por los mercados”, dijo Nelly Salomón, investigadora de la Universidad Nacional del Sur. “En los últimos años, la calidad ha sido muy buena; especialmente la última, porque el aumento de proteína se ha destacado”, agregó.
“En los 45 partidos y departamentos del área de influencia del puerto local tenemos un promedio de 11,3 % (de proteína)”, indicó Salomón, en diálogo con este medio.
“¿Para qué se busca la calidad? Para elaborar un determinado subproducto de la industria de la alimentación. Hay momentos en que el panadero necesita hacer pan dulce para Navidad, donde requiere un alto nivel de calidad de fuerza de la masa. Eso es buscado con lupa por los molineros”, sostuvo.
“O cuando queremos hacer un pan de molde, tipo lactal, donde la rodaja que se obtiene tiene una forma y distribución de alvéolos muy uniforme. Eso se hace en base a trigo de calidad que, claramente, debe superar el 11 %”, explicó.
Salomón recordó que, hace cinco años, en el sudoeste bonaerense hubo registros de 10 %, 10,5 % y del 10,8 % y que, en estos casos, el pan elaborado fue, por ejemplo, de menor volumen.
En el encuentro triguero se destacó el uso de la fertilización como disparador de la producción de calidad. “Sí, fertilizar hace la diferencia”, señaló Andrés Grasso, del comité técnico de la Asociación Civil Fertilizar.
“Debemos pensar que la nutrición es la base de la generación de biomasa, no solo en trigo sino en todos los cultivos”, agregó.
“Cuando pensamos en nutrición es como cuando nos sucede a nosotros, ya que se dice que somos lo que comemos. A las plantas les pasa lo mismo. ¿De dónde sacan esa comida? una parte del aire con la fotosíntesis, pero la otra está asociada a la nutrición, a los nutrientes disponibles”, aseveró.
Grasso también dijo que el trigo genera rendimientos (kilos) en función de los nutrientes que tiene y, luego, si posee esa disponibilidad para hacer calidad durante todo el ciclo, la hace.
“¿Qué pasa si tiene poca cantidad de nitrógeno? Primeramente, el desarrollo es para cantidad; es decir número. Luego, si hay refuerzo, el cultivo empieza a generar la calidad. El problema está en lo que demanda la industria. Y está bien, porque la demanda mundial es por calidad de trigo pan”, afirmó.
Grasso aseguró que la llave para generar esa calidad y rendimiento es la dosis de nitrógeno. “Y, asociado a la dosis de nitrógeno, viene el azufre”, sostuvo.
El especialista en fertilización dijo que esta región es donde, históricamente, los suelos tienen más disponibilidad de materia orgánica y que existe algo más de azufre.
“¡Pero no hay que dormirse en los laureles, aunque sea la zona núcleo del trigo!”, definió.
Admitió Grasso que el productor del sudoeste bonaerense sabe del tema y que, por eso, fertiliza más.
“También el manejo de la nutrición de las grámineas, especialmente en invierno, aquí es es superior al resto de las zonas trigueras del país. Es de más del 25 % o 30 %. La calidad pega (sic) muy justa con las dosis de fertilizante del cultivo. En general, las variedades que se siembran acá son más rendidoras respecto de las que generan calidad”, señaló.
“Pero no estoy diciendo nada nuevo y que el productor no sepa”, dijo.
“Lo que hacemos es recordar que hay un espacio de mejora importante si se pone el foco en la nutrición nitrogenada. Hay variedades nuevas y, hoy, el suelo con nutrientes para generar más cantidad y calidad ya no está más, pero esto es dinámico y se puede mejorar”, relató.
)Nota: Guillermo D. Rueda, del diario La Nueva., Bahía Blanca.)