¿Cuál es el aporte del pasto llorón para mitigar el impacto del cambio climático?

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“A lo largo de más de 30 años, el pasto llorón es tan importante ahora como antes. Bajo la labor de actuales investigaciones existe nueva información sobre su biología y avances logrados. Por eso nos pareció adecuado ocuparnos en aportar una actualización”, dijo el Dr. Carlos Torres Carbonell, uno de los autores de Pasto llorón, avances en estudios genéticos y utilización, que compartió con el Dr. Hugo Laborde, ambos investigadores de la Universidad Nacional del Sur y del Conicet.

“Para los cultivos de cosecha, por la calidad de sus suelos, la alta variabilidad y nivel de las precipitaciones, en zonas marginales continúa siendo un distinguido reto la producción de forrajes para la ganadería, ahora, en buena parte trasladada desde los suelos agrícolas”, aseguró.

Nuevas especies forrajeras se han implantado con algunas ventajas sobre la forrajera pionera introducida en estas áreas como estabilizadora de los suelos, entre ellas el pasto llorón.

“Indudables han sido los aportes del pasto llorón a la conservación de suelos inestables, sobre todo en las regiones más secas, de arenosos y con topografías medanosas, en las cuales sigue siendo una especie de sucesión primaria clave para la lucha y la prevención de la desertificación y la erosión”, explicó.

No obstante, muchos investigadores y productores consideran irreemplazable el cultivo de pasto llorón, en buena medida por las características más reconocidas: su persistencia, aunque sea sometido a un manejo inapropiado, y su fidelidad en producir pasto en primavera cuando otras especies tienen un rebrote más tardío. Este detalle es muy relevante frente a la demanda nutricional de vacunos en lactancia.

“Todas estas propiedades, asociadas a las relativamente bajas exigencia de manejo, mantiene su liderazgo y es respaldado por muchos de quienes participan en la producción ganadera en las regiones edafoclimáticas menos favorecidas. Profesionales asesores, científicos y académicos y productores incorporan sus investigaciones y visiones”, agregó, por su parte, el Dr. Laborde.

Del pasto llorón se destaca la búsqueda de formas de manejo sustentables en los diferentes ambientes para hallar relaciones mutualistas con las especies nativas.
“De esta manera, avanzar en senderos de equilibrio en los biomas de pastizal afectados a la producción ganadera es uno de los desafíos en curso, como también lo exponen la literatura nacional e internacional”, comentó.

La historia

La importancia regional de esta forrajera instó a un grupo de docentes del Departamento de Agronomía de la UNS a realizar un simposio y, más tarde, una obra que reuniera la valiosa información existente en el país. De este modo se publicó, en 1991, El pasto llorón, su manejo y biología, con la participación de reconocidos especialistas como Ing. Agr. Guillermo Covas, impulsor e introductor del cultivo en varias regiones del país, a quien en este nuevo libro los autores rinden homenaje.

De aquella primera obra se imprimieron 1.200 ejemplares de 380 páginas, que se agotaron y sirvieron de referencia nacional e internacional. Los editores fueron Osvaldo A. Fernández, Roberto E. Brevedan y Alfredo O. Gargano. A 30 años de una recopilación sobre esta forrajera, se ha considerado conveniente reunir la información científica y técnica generada desde entonces.

“Su magnitud y calidad creemos que revela la importancia que continúa asignándose al pasto llorón en las tan extensas regiones semiáridas de nuestro país”, sostuvo el Dr. Torres Carbonell, quien pertenece al departamento de Agronomía de la UNS y al INTA Bordenave.

“Los aspectos prioritarios en estudio se discuten por los avances logrados en mejoramiento genético, capacidad de tolerancia a condiciones ambientales extremas, implantación, calidad forrajera, manejo, producción, estrategias para la optimización de la nutrición animal, inserción en los sistemas de producción, cosecha y calidad de semilla”, añadió.

Asimismo, dijo que se han recabado experiencias y opiniones de su utilización en el ámbito de difusión en la Argentina con participación del Departamento de Agronomía de la UNS, así como otras universidades de la región semiárida argentina y diferentes experimentales y agencias del INTA en su cobertura dentro del territorio nacional. En todos estos sitios, el pasto llorón continúa siendo una forrajera de relevancia.

Los editores han manifestado su gratitud a los autores, quienes han enriquecido esta obra con una amplia revisión bibliográfica y sus investigaciones propias, así como a los profesionales que aportaron experiencias prácticas de sus observaciones en el territorio nacional, a los científicos revisores, a la editorial de la UNS, a quienes han contribuido financieramente para la concreción material del libro y a todas aquellas instituciones del medio rural y agropecuario que cooperaron como asociaciones de productores, organismos científicos, gubernamentales y demás.

De la presentación de la publicación también participaron, entre otros, el Dr. Daniel Vega, rector de la UNS; el Mg. Miguel Adúriz, decano de Departamento de Agronomía; el Dr. Pablo Marinángeli, secretario general de Relaciones Institucionales y Planeamiento de la UNS; el Dr. Osvaldo Fernández, profesor de Agronomía jubilado y editor de la primera versión del libro de pasto llorón en 1991 y la Dra. Rebeca Canclini, directora de EdiUns.

Acerca de orígenes y otras yerbas

Más allá de su origen en el sur del continente africano, el pasto llorón fue introducido por primera vez en nuestro país hace más de 90 años.

La especie manifiesta una excelente adaptación, naturalización y persistencia respecto de las condiciones de variabilidad climática y de suelos en un amplio territorio de la región árida, semiárida y subhúmeda argentina.

“En la zona de influencia de Bahía Blanca la especie ha demostrado una gran capacidad para adaptarse a períodos de sequía y ha salvado a muchos rodeos con su seguridad forrajera cuando la zona ha sufrido períodos muy largos de sequía, donde casi no había otro pasto para la alimentación de los animales”, sostuvo el Dr. Laborde.

“Esto, incluso, ha merecido el agradecimiento de un sinnúmero de productores a una noble especie”, amplió.

Su diseminación también ha ocurrido en países con regiones edafoclimáticas semejantes, como en los Estados Unidos, México (en el norte), Australia, Asia y Japón.

Los primeros estudios de adaptación fueron con fines de conservación de suelos en los Estados Unidos donde, posteriormente, se fueron descubriendo sus amplias cualidades como especie forrajera.

“En la Argentina su introducción y difusión ha tenido ambos objetivos, a los que ha contribuido eficazmente de una manera indudable de la mano de los ingenieros Guillermo Covas, de la EEA Anguil, y Antonio Marchi, de la EEA San Luis”, recordó.

En la actualidad, conforma un recurso muy valioso debido al aporte de forraje en cantidad y complementa a la vegetación natural, teniendo en cuenta que este último es el principal recurso forrajero cultivado de las regiones ganaderas de la Argentina.

“En la actualidad, analizando la prospectiva de evolución del cultivo con el avance de las emisiones, el calentamiento global y el cambio climático, las especies de mecanismo fotosintético de Carbono 4 (megatérmicas), como el pasto llorón, seguramente cobrarán mayor relevancia por sus altas aptitudes para la adaptación a estos contextos y por sus mayores capacidades de fijación de CO2, potenciando los sumideros de gases de efecto invernadero”, agregó el Dr. Torres Carbonell.

“Estudios recientes resaltan que, frente a las altas temperaturas, bajos niveles de humedad en el suelo, altas tasas de saturación lumínica y bajas concentraciones de CO2 experimentadas en los períodos primavero-estivo-otoñales en regiones templadas, subtropicales y tropicales, las especies Carbono 4 evidencian balances de carbono fotosintético hasta un 40 % más altas que las especies Carbono 3 de climas templados”, detalló.

También sostuvo que, desde el punto de vista productivo, este hecho deriva en una mayor producción de forraje por unidad de superficie.

“Las especies megatérmicas mostraron un incremento marcado en su abundancia hasta alcanzar la dominancia en las praderas de las principales regiones templadas y tropicales del mundo hace entre 3 a 8 millones de años, ejemplificando casos de evolución de los biomas a nivel planetario y transformando la biósfera en esos ambientes, lo que incrementó marcadamente la producción de biomasa respecto de los niveles previos”, comentó.

“No obstante, la difusión del cultivo en base a sus características de alta eficiencia de competitividad deberá estudiar y tener en cuenta aspectos ecológicos, en cuanto a su incorporación y manejo equilibrado en los ecosistemas en relación a la no exclusión de otras especies herbáceas nativas”, admitió.

El Dr. Laborde aseveró, de todos modos, que varios estudios científicos reportan que, luego de varias décadas de haber sido implantadas en diferentes ambientes para el control de la erosión y pastoreo, su diseminación natural ha sido escasa.

“Las complejas crisis socio-ambientales que visualiza la comunidad mundial en las próximas décadas requerirá al abordaje interdisciplinario y enfoques de ecología integral para resolver los problemas de producción, ambientales y sociales a través de formas sustentables para el planeta”, sostuvo.

“Estos estudios y aspectos mencionados incorporan elementos para el análisis prospectivo futuro en relación al pasto llorón, que podrán llegar a presentar mayor relevancia también como herramienta para mitigar los efectos invernadero y el cambio climático”, indicó.

Asimismo, el experto sostuvo que resaltan los esfuerzos científicos en la generación de conocimiento para mejorar la implantación del cultivo, que sigue siendo una de las limitantes en su adopción y difusión.

Compañero de la producción ganadera

Uno de los aspectos singulares de la nueva bibliografía es que se pudieron identificar experiencias de producción de pasto llorón con fines forrajeros más allá de nuestra región. Se trata de una gran amplitud de ambientes de la Argentina desde la puna jujeña, donde el INTA diseñó una sembradora específica para los suelos de esa región extremadamente árida, como el oeste de Córdoba, Mendoza, pasando por las dunas costeras de cuenca del río Salado, en Buenos Aires, y llegando hasta el sur en Patagones, Valcheta, en Río Negro, y algunas experiencias antiguas en Trelew, en Chubut. Esto ilustra, en realidad, la enorme capacidad de adaptación de esta forrajera.

“Son conocidos los múltiples testimonios de productores de todas las épocas, a los cuales esta forrajera ha permitido sobrellevar períodos largos sin lluvias que nunca olvidarán esta lección con un profundo sentido de agradecimiento”, dijo el Dr. Laborde.

“Las pasturas de alta densidad permiten mejorar el manejo de estos aspectos, tanto por una mayor cantidad y uniformidad entre plantas, como una menor presencia de malezas”, añadió.

“Incluso, las recomendaciones esenciales respecto a la gestión de frecuencia e intensidad de pastoreo, a través de altas cargas rotativas, permitirán optimizar aún más las eficiencias de cosecha de forraje, rendimientos y perennidad de la pastura”, concluyó el especialista del INTA Bordenave.

Imagen principal: Mg. Miguel Adúriz (izq.) y los Dres. Carlos Torres Carbonell y Hugo Laborde, en la presentación del libro.

Fuente: Guillermo D. Rueda / Diario La Nueva., Bahía Blanca. / Fotos: Prensa UNS y Pablo Presti-La Nueva.

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